jueves, 31 de mayo de 2012

Guerra al cristiano


Este año se cumple el 150 aniversario de la Guerra de África (escribía esto en 2009) que, como no salimos derrotados, pasará completamente inadvertido para los distintos gobiernos y la sociedad española. Aquel acontecimiento que se desarrolló entre el 19 de noviembre de 1859 y 25 de marzo de 1860 fue el primer éxito de la renovada política exterior del general O’Donnell. En los años siguientes vendrían la conquista de Annam –el actual Vietnam-, la incorporación de Santo Domingo, la expedición a México y la guerra del Pacífico.

Mucho se ha discutido sobre la Guerra de África. Unos aseguran que fue un instrumento de distracción para ocultar problemas internos. Pero al Ejecutivo no le hacía falta, ya que el gobierno de O’Donnell, responsable del llamado Parlamento Largo (1858-1863), fue el ministerio más longevo, estable y próspero del reinado de Isabel II.

sábado, 26 de mayo de 2012

Nicolás Salmerón y su falsificación documental

He de confesar que fui de esos estudiantes universitarios que acudía a los congresos académicos con ilusión, henchido de la peregrina e ingenua idea de que se trataban de convenciones científicas en las que los investigadores exponían sus trabajos y descubrimientos para un debate sesudo, en aras del progreso de la ciencia. Bien. Pues en abril de 2003 acudí a un congreso sobre Nicolás Salmerón celebrado en la Universidad de Almería. Presenté un trabajo de investigación completamente novedoso, perfectamente documentado y convenientemente expuesto. Claro que aquel congreso se hacía a mayor gloria de Salmerón y del republicanismo krausista.

domingo, 13 de mayo de 2012

Viva el cantón


En la historiografía española existe cierta condescendencia, o empatía, a la hora de analizar el pensamiento y la actividad de los republicanos. Se les enjuicia partiendo de una supuesta perversidad intrínseca de sus adversarios, y aplicando a continuación el método comparativo. A esta imagen forzada se le añaden varias justificaciones, como son el romanticismo y la represión gubernamental (y preventiva incluso) a las algaradas y conspiraciones. Finalmente, le suman algunas dosis de voluntarismo, indemostrables desde cualquier punto de vista científico, que quedan a la credulidad del lector. Me refiero a la costumbre de atribuir a los republicanos, en general, el papel de portaestandartes de las clases populares y de defensores de la democracia, sin distinguir la realidad de la propaganda que ellos hacían de sí mismos.

jueves, 3 de mayo de 2012

El caballo de Pavía en las Cortes


Una de las sorpresas más chuscas de mi vida académica me la llevé cuando descubrí que aún se les contaba a los estudiantes universitarios que el general Pavía entró a caballo en las Cortes. No es asunto baladí, porque un “golpista ecuestre” da un aspecto jocoso a un golpe de Estado que, aunque ejecutado contra el cantonalismo revolucionario, ridiculiza nuestra contemporaneidad y sirve para barbarizar a unos y ensalzar a otros. Esto me mostró que la Historia que se enseña está cruzada por dimes y diretes, correveidiles sin fundamento, que derribarlos justifica el trabajo entre papeles viejos y libros que ya nadie lee. Por supuesto, el general Pavía no entró a caballo en el Palacio del Congreso en la madrugada del 3 de enero de 1874. Esta es su historia.